barrera New Jersey

Desde que existe el transporte rodado, existe la seguridad vial. Con el tiempo, los primeros semáforos a gas han dejado paso a sistemas inteligentes de gestión del tráfico. Pero no todo es tecnología punta. Como demuestra la historia de este trozo de hormigón.

«Las barreras de hormigón pueden parecer simples y poco complicadas, pero, en realidad, son sofisticados sistemas de seguridad»

Lo explica Charles F. McDevitt, ingeniero de estructuras de la Federal Highway Administration de Estados Unidos.

Su origen es difícil de rastrear, pero todo parece indicar que surgieron de la mano del boom del transporte a motor por carretera. Y lo hicieron de una forma poco ortodoxa.

Una barrera de prueba y error

Las barreras de hormigón son un sistema útil de separación de carriles o de una zona de obra de la calzada, por ejemplo. Existen varios tipos, pero uno de los más utilizados en todo el mundo es la llamada barrera New Jersey. Su diseño se ha perfeccionado con los años y es fruto de una constante labor de ingeniería. Pero sus principios fueron más de andar por casa.

Uno de los primeros usos documentados de este tipo de barreras se remonta a los años 40 del siglo pasado en California. Allí, se utilizaban para separar los carriles de la carretera US-99 a su paso por la sierra de Tehachapi. El objetivo era minimizar los accidentes por invasión del carril contrario. El problema era que aquellas primeras barreras no lograban frenar a los vehículos pesados, como camiones.

Ya en los años 50, en el estado de Nueva Jersey, las barreras de hormigón empezaron a hacerse más conocidas. Primero se instalaron en un tramo de montaña de la ruta 22 con el mismo objetivo que las de California. Aquellas barreras medían 48 centímetros de alto y tampoco lograban reducir los accidentes con camiones. Mediante prueba y error, el diseño se fue modificando sobre la marcha. Es decir, se instalaban las barreras y, si no reducían los accidentes, el diseño se cambiaba. Nada de tests en laboratorio.

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