ciudad leonardo da vinci

Calles con tráfico segregado. Zonas peatonales. Autovías de agua. Edificios de varias alturas con escaleras exteriores. Vías diseñadas para sacar el máximo partido a la luz solar y reducir los daños por terremotos.

Algunas de estas ideas nos sueñan extrañas. Pero la mayoría forman hoy parte de muchas de nuestras ciudades. Sin embargo, hace medio milenio, eran ciencia ficción (al menos en el mundo occidental).

Todas aparecen reflejadas en el Manuscript B y el Codex Atlanticus y pertenecen a Leonardo da Vinci. Probablemente, no todas ellas fueron de su invención. Pero sí fueron observadas y detalladas por genio italiano. De la revisión de sus textos (la mayoría se han perdido), surge un innovador proyecto de ciudad eficiente y limpia. Una smart city que se adelantó 500 años a su tiempo. Solo que nunca se hizo realidad.

Del lazzaretto a la cittá ideale

Durante todo el siglo XV, la ciudad de Milán estuvo obsesionada con un proyecto (que no se hizo realidad hasta finales de la centuria). Querían construir un edificio en el que aislar a los enfermos. El Renacimiento tomaba forma, pero la urbe italiana seguía sufriendo los ataques de la peste. Solo en 1485, murieron más de 100.000 personas.

Este lazzaretto, una construcción habitual para la contención de enfermos contagiosos, debía ser bien ventilado y tener medidas sanitarias como una letrina por persona. Además, estaría aislado del resto de la ciudad por un foso. Su construcción empezó en 1488 y se prolongaría durante más de 20 años. Todavía hoy es recordado con la via lazzaretto en pleno centro de la capital lombarda.

Sin embargo, el impacto de aquella peste de 1485 no solo impulsó este proyecto. La Italia renacentista había recuperado el urbanismo para occidente. Había que poner solución a las ciudades caóticas e insalubres de la Edad Media. Proyectos de construcción como el de Pienza (hoy patrimonio de la UNESCO) perseguían el concepto de cittá ideale. No necesariamente una ciudad bella. Pero sí eficiente, limpia y bien organizada. Todo ello sirvió de inspiración para Leonardo da Vinci.

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