quitapesares de sevilla

Muchas buenas historias cuentan con un tabernero. Personaje de buen oído y mejor entendedera, acostumbrado a escuchar de todo y a decir solo que debe. La vida se ve pasar de forma distinta desde detrás de la barra.

En los más de 100 años que los bares han estado con nosotros, las cosas han ido evolucionando. Desde la comida, de la tortilla a la deconstrucción de huevo y patata, hasta la clientela, pasando, por supuesto, por la figura del tabernero. ¿Qué ha cambiado a un lado y otro del mostrador?

Del pueblo a la ciudad, por un bar

La España de principios del siglo XX, en la que veían la luz los primeros bares, era muy distinta de la de ahora. En esos años arranca esta historia de taberneros que hemos querido contar con un salto de cuatro generaciones a través de un mismo bar sevillano: el Quitapesares.

Francisco Gutiérrez Breval, el primero de una saga, cambió Manzanilla, en Huelva, por Sevilla. Y los viñedos de La Goleta por el potaje de garbanzos en invierno y el tomate aliñado en verano. Corría el año 1904 y, en esa España de los muchos pesares, se trabajaba hasta los domingos.

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