trineo de viento

Es el único continente bañado por tres océanos distintos. Sus tierras guardan alrededor del 70% del agua dulce del planeta. Tiene montes de hasta 5.000 metros de altura y casi 18.000 kilómetros de costa. Pero la Antártida es, sobre todo, una gran planicie helada.

Alrededor del 98% de su superficie está cubierta por una capa de hielo de 1.500 metros de espesor. Un desierto congelado azotado por vientos polares. Un mar de hielo por el que una expedición española, a bordo de un trineo de viento, navegará el próximo verano austral.

Manuel Olivera lleva 24 años trabajando en Ferrovial Agroman. Ahora se encarga de gestionar y asesorar en temas de maquinaria en las obras de la compañía en el extranjero. Pero se pasó muchos años “a pie de obra”, con responsabilidad directa en proyectos como el puente de Uztarreta, en el País Vasco, o del Barranco de la Batalla, en Valencia. En unos meses, será uno de los cuatro integrantes de la primera campaña científica a la Antártida del trineo de viento.

Será la tercera vez que Olivera se ponga a los mandos de este singular vehículo ideado por el explorador polar Ramón Larramendi y diseñado junto a Javier de la Puente. Antes participó en la primera Circunnavegación de Groenlandia, en 2014, y la Expedición Cumbre de Hielo, también en la isla danesa, dos años más tarde. Mucho antes, ya había formado parte de la Expedición Circumpolar Mapfre 1990-1993, aunque el trineo eólico todavía no había hecho su aparición.

Su relación con Larramendi había empezado unos años más atrás. Ambos compartían un grupo común de gente conocida en Madrid. “Un día se presentó diciendo que, en dos días, se iba a Groenlandia y no tenía resuelto el transporte hasta Dinamarca. Coincidió que estaba visitándome uno de mis hermanos. Pasaba por allí porque se acaba de comprar un coche, un Renault 4, un cuatro latas”. Olivera le comentó el caso mientras cenaban. “Esa misma noche llamaron a Ramón y se fueron hasta Copenhague”.

Pero, ¿qué es el trineo de viento?

A lo largo de la historia de la exploración polar, varios aventureros han buscado aprovechar las planicies planas del interior de Groenlandia o la Antártida y los fuertes vientos que las azotan para convertir los trineos en veleros. El proyecto del trineo de viento es la última expresión de esta carrera de innovación, a medio camino entre la ingeniería y el espíritu aventurero. Es el décimo de una serie de prototipos, mide 14 metros de largo por tres de ancho y puede trasladar hasta dos toneladas de peso.

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