Hubo un tiempo en que todos íbamos a tener una impresora 3D en casa. Si necesitabas un tenedor, lo imprimías. Que se te rompía un vaso, uno nuevo en cuestión de minutos. Sin embargo, el boom inicial de la impresión 3D entre consumidores ha desembocado en un escenario diferente, dominado por la industria.
Toda tecnología disruptiva tiene su fase de expectativa desmesurada. Es lo que se conoce como hype. Hoy, la tecnología de fabricación aditiva se ha convertido en piedra angular de la nueva revolución industrial. No son los consumidores los que imprimen sus productos. Son las fábricas las que imprimen su futuro.
Pero ¿qué es la impresión 3D?
La estereolitografía, la técnica detrás de la impresión 3D, se desarrolló como tal a principios de los años 80 del siglo XX. Sin embargo, no fue hasta finales del milenio que empezó a trabajarse en serio con esta tecnología. Durante la primera década del siglo se sentaron los cimientos del boom y la explosión llegó poco antes de 2010.
La impresión 3D funciona, a muy grandes rasgos, como la impresión 2D. “Primero se crea el archivo digital. Una vez que está listo, lo cargamos a la impresora a través del ordenador y presionamos imprimir. La impresora extruye la tinta sobre el papel. Después de un único ciclo de impresión, el resultado final es una representación bidimensional del archivo digital. La impresión 3D funciona de manera similar. Las principales diferencias son con los materiales utilizados y los ciclos de impresión adicionales”, señalan desde 3D Insider.
En lugar de un texto o una foto, el archivo digital es un modelo en tres dimensiones. En vez de tinta, la impresora utiliza filamentos, polvo o líquido. El material se coloca en finas capas (habitualmente, por debajo de 150 micrones). Una vez completados todos los ciclos de impresión, el proyecto se considera finalizado.
Hoy por hoy, los materiales en que se puede imprimir varían mucho. Van desde los plásticos más usados en industria por su versatilidad, como el poliácido láctico o el acrilonitrilo butadieno estireno, hasta madera o metal. Y los resultados varían mucho. De hecho, en Valencia acaba de inaugurarse la primera casa impresa en hormigón de España.
La tecnología evoluciona y cada vez hay más materiales y tipos de impresoras. Pero no conviene perderse en los detalles. Así se está utilizando en industria la fabricación aditiva y así está cambiando los procesos de producción.
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