smart government

De una calle con Wifi a una ciudad inteligente hay un largo camino. De un puñado de farolas conectadas a ganarse la etiqueta de smart city existen muchos desafíos. ¿Cómo superar un montón de proyectos piloto y dar los pasos necesarios hacia una verdadera ciudad conectada, inteligente y eficiente? La clave podría estar en el smart government. Buceamos bajo el marketing del mundo smart para profundizar en ambos conceptos, sus diferencias y sus conexiones.

El decálogo de una ‘smart city’

Ante la creciente urbanización del planeta, el concepto de smart city empezó a ganar fuerza hace ya casi dos décadas. En España, una de las primeras en apostar por la conectividad y la gestión inteligente de servicios fue Barcelona.

Aunque hoy se ha visto alcanzada, e incluso superada, por otras ciudades, el caso de la capital catalana sigue siendo de los más estudiados. En el paperBarcelona’s Smart City vision: an opportunity for transformation’, Josep-Ramon Ferrer, ex director del programa smart city de Barcelona, señala los diez factores que necesita cumplir una ciudad digital e inteligente.

  • Anticipar el principal desafío del siglo XXI: la rápida urbanización del mundo
  • Considerar la tecnología como un facilitador, no como un objetivo en sí mismo
  • Centrar la estrategia en la transformación de la ciudad
  • Definir y trabajar con una visión a largo plazo
  • Diseñar un plan de acción claro adaptado a los desafíos locales
  • Definir un plan de acción transversal e intersectorial
  • Alinear la estrategia con los esquemas de financiación
  • Involucrar a los ciudadanos en el proceso
  • Asegurar un modelo de gobernanza eficiente que integre a todas las partes
  • Construir alianzas: reforzar las asociaciones entre industrias

El lado público de una ‘smart city’

Estos diez puntos tienen un factor común: necesitan de la implicación y el liderazgo de los gobiernos locales. Son ellos los que más capacidad tienen para resolver los desafíos de las ciudades del siglo XXI. El estudio ‘Smart Governance: A Roadmap for Research and Practice’ (según Didier Grimaldi, profesor de la Universidad La Salle – Ramón Llull, “de lo más completo y consolidado a día de hoy”) resume en tres sus desafíos:

  1. La transición hacia un nuevo modelo energético basado en renovables que, al mismo tiempo, sea capaz de abastecer una demanda creciente.
  2. La necesidad de crear nuevos sistemas globales de regulación y control para mantener el equilibrio. “La crisis internacional ha demostrado la falta de herramientas de intervención rápidas y efectivas”, señalan sus autores, Hans J. Scholl y Margit C. Scholl.
  3. La reforma financiera de los gobiernos locales, que ya no pueden endeudarse de la misma manera y, como resultado, no disponen del mismo músculo económico.

Seguir leyendo en Hablemos de empresas.